martes, 16 de enero de 2018

El Parnaso tuvo dos premios Nobel

Comienza el nuevo año del blog con una figura señera de la literatura gala. He creído justo iniciar el repaso a los poetas que publicaron en la segunda edición de Le Parnasse contemporain (1871) por el 2º premio Nobel que editó en estos selectos recopilatorios de poesía sus primeras obras: Anatole France (1844-1924). El 1º premio Nobel, recordemos, había sido Sully Prudhomme, quien había aparecido en la primera edición de 1866, y a quien ya mencionamos someramente en su día.




A pesar de ser recordado, principalmente, como novelista y crítico literario, Anatole France no vio publicadas sus primeras novelas hasta frisar los cuarenta años. Por el contrario, durante su juventud, todo hacía presagiar que llegaría a convertirse en uno de los más laureados poetas de Francia. De la mano de su maestro Leconte de Lisle, a partir de 1867 (es decir, con veintitrés años) asistimos a su integración en los círculos parnasianos, datándose en esa fecha sus primeras rimas, de corte épico: "Las legiones de Varo". Es por ello que no pudo formar parte, casi por los pelos, de la primera antología de Le Parnasse contemporain; no obstante, en la segunda y la tercera lo hizo con dos y un poemas, respectivamente, todos ellos de muy larga factura. La incorporación del autor al grupo de los parnasianos, sin embargo, no fue tan vocacional como circunstancial, dados sus antecedentes. 

Anatole "France" -nacido Thibault, pero llamado así por el diminutivo de su nombre de pila y el de sus antecesores, François, no teniendo nada que ver con el nombre de su país-era hijo de un librero parisino de ideología republicana que, a orillas del Sena, regentaba un establecimiento especializado en la comercialización de toda clase de literatura referente a la etapa revolucionaria (1789 en adelante), lo que supuso que todo aquél que estuviera interesado en dicho período histórico frecuentara su librería. Entre ellos, por supuesto, se contaban los simpatizantes del naciente socialismo y escritores marcadamente laicistas como los hermanos Goncourt. El pequeño Anatole pasó su infancia rodeado de montañas de libros y de charlas políticas e intelectuales, lo cual marcaría sus futuras aportaciones a la cultura y su filiación ideológica.

Así pues, no es de extrañar que en su historial se encuentre la fundación de la "Liga de los Derechos del Hombre", la invención del término "xenofobia", la divulgación internacional a modo de denuncia del genocidio armenio, o la valiente crítica de las injusticias del Tratado de Versalles en el trato a los países derrotados en la Gran Guerra (esto último, valiéndole una cascada de insultos y amenazas de muerte entre los sectores más patrióticos de la sociedad francesa, por entonces los más influyentes y masivos). Tampoco es de extrañar, dada la fina ironía con que abordó los prejuicios de sus coetáneos desde una perspectiva crítica inteligente, que tras la concesión del Nobel en 1921, justo al año siguiente la Iglesia Católica condenara el conjunto de su obra y la incorporara a su índice de libros prohibidos (junto a tantos otros "razonadores" indeseados). Es por esto que la divulgación de la obra de Anatole France no ha sido precisamente favorecida tras su muerte, aunque también parte de responsabilidad ha tenido la denostación de la misma por los movimientos vanguardistas que se impusieron en su propio país (contando a escritores tan conocidos como Louis Aragon o André Gide).


Para concluir, sólo cabe agregar a lo ya comentado que France fue también un gran coleccionista de antigüedades: su fama y su éxito literario le hicieron ocupar puestos relevantes en el "stablishment" cultural francés, y percibió grandes emolumentos que invertía a discreción en la compra de esculturas griegas antiguas, medallones romanos, tallas medievales de imaginería cristiana, e infinidad de incunables renacentistas. Poseyó ediciones "princeps" de las obras de Rabelais, Molière o Voltaire.

En suma, el candidato perfecto para toda suerte de reconocimientos públicos: amante del arte y activista comprometido. ¿A alguien así no habría de mostrarle Apolo su favor?

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario