miércoles, 30 de noviembre de 2016

Louis Xavier de Ricard - À Vénus de Milo



À VÉNUS DE MILO                                                    A LA VENUS DE MILO

Del libro “Ciel, rue et foyer”



Ô Vénus de Milo, grand poème sculpté,                 Oh, Venus de Milo, gran poema esculpido,

Les charmes infinis rêvent sous la paupière,         infinitos encantos sueñan bajo tus párpados,

Et les baisers muets de tes lèvres de pierre            y los besos mudos de tus labios de piedra

Font descendre en nos cœurs la sainte volupté.    hacen descender la santa voluptuosidad sobre nuestros corazones.



Hymne marmoréen, tu vois l’éternité                     Himno marmóreo, contemplas la eternidad

T’admirer, et sourire à ta candeur altière;              que te admira y sonríe ante tu candor altivo;

À genoux devant toi, l’esprit et la matière              de rodillas frente a ti, el espíritu y la materia

Adorent la puissence et la sérénité.                         adoran tu poder y tu serenidad.



Le temps a resperté la grâce tout entière,               El tiempo ha respetado tu gracia incólume,

Et de nos passions la vaine activité                          y el inútil desencadenamiento de nuestras pasiones

N’a jamais dérangé les plis de la beauté.                 nunca ha desordenado los pliegues de tu belleza.



Poète, garde ainsi ton âme intacte et fière;             Poeta, conserva intacta, como ella, tu alma orgullosa:

Que ton esprit, vêtu d’impassibilité,                         que tu espíritu, ataviado con la impasibilidad,

Marche à travers la vie au but qui l’a tenté.            avance por la vida hasta alcanzar el confín que le ha tentado.



lunes, 28 de noviembre de 2016

El parnasiano entusiasta


Al igual que sucede en el caso de Ménard, al aristocrático Louis-Xavier de Ricard le hallaremos más ocupado en teorizar y dirigir a otros que en versificar. De hecho, sus poemas son obras precoces y se reúnen en un par de libros, el más influyente de los cuales fue “Ciel, rue et foyer”-publicado en 1866, el mismo año en que, junto a Catulle Mèndes y Alphonse Lemerre, fundara “Le Parnasse contemporain”.



Vástago de un general francés, Ricard vivió una juventud opulenta, y desde el principio se decantó por dedicarse al activismo político, dirigiendo él mismo o colaborando en publicaciones periódicas. De ideología revolucionaria y anticlerical, en años sucesivos desarrollaría una intensa actividad periodística siguiendo los únicos dictados de su capricho… sin perjuicio de la constante interdicción de sus iniciativas por la estricta censura impuesta por el régimen reaccionario de Napoleón III. Así, con veinte años, el diario fundado por él mismo -“La revue du progres”, para el que escriben numerosos socialistas y ateos, e incluso un Verlaine principiante-, es clausurado a instancias de las denuncias presentadas por la curia católica francesa; y en el proceso subsiguiente, a Ricard se le condena a prisión y a pagar una cuantiosa multa, por injurias a la moral y a las buenas costumbres (aunque sólo cumplirá tres de los ocho meses que dicta la sentencia).
Lejos de sentirse cohibido o aleccionado tras aquella amarga experiencia, el perseverante Ricard decidió aprovechar, tras la salida de la cárcel, las numerosas muestras de afecto de sus amigos y compañeros para organizar un salón literario, en cuyas reuniones germinaría, en el plano artístico, el futuro movimiento parnasiano. Cuando Verlaine rememoró más tarde las veladas de Ricard, le describió “lleno de tanta vivacidad como de cordialidad, yendo de un grupo a otro, discutiendo con ardor de estética y de revolución, del soneto y del federalismo, pero siempre con plena convicción” de sus opiniones. Esta clase de hombres entusiastas y abnegados, pese a no llegar nunca a rozar la genialidad, se erigen en impulsores inestimables de aquellos otros que, contando efectivamente con ese don, se desenvuelven de manera demasiado torpe y corren el riesgo de pasar desapercibidos en medio de una sociedad bulliciosa y frenética. Y ahí se encuentra su mayor mérito: en su buen criterio y su habilidad para descubrir al genio, y en su fortaleza para defenderlo a capa y espada de cuantos detractores se opongan a su éxito.
Bien es cierto que su papel en el parnasianismo no fue más allá de las primeras etapas. Tras los sucesos de 1871, su activismo político y su estrecha vinculación con la recién derrotada Comuna, le obligaron a exiliarse a Suiza. Jamás regresaría a París. Después de una corta estancia en Sudamérica, se afincaría finalmente en Montpellier (sus antepasados procedían de la región de Languedoc), para participar activamente en el resurgir del idioma occitano capitaneado por Frédéric Mistral.



No obstante, entre sus largas tiradas de versos (en los que existe una cierta reiteración de temas y de rimas), moldeados a la manera épica de Leconte de Lisle, pueden hallarse algunas valiosas joyas que no merecerían caer en el olvido y que he decidido traducir para su divulgación en este blog. 


viernes, 25 de noviembre de 2016

El precursor Louis Ménard


Si hay un adjetivo que pueda condensar la polifacética carrera de Louis Ménard es precisamente ése: precursor. Precursor indiscutible de cuantos se propusieron trastocar la vida artística de Francia a mediados del siglo XIX, merced a su curiosidad por descubrir las formas de cuanto está velado y a su tozudez por rebasar los límites de cuanto nos está vedado.
Su juventud ya nos plantea una contradicción, desde el primer momento en que se empiezan a enumerar sus vivencias: ¿es un hombre de acción o un hombre reflexivo, un político o un científico? Su participación en complejos experimentos de laboratorio, de suerte que se le considera el descubridor de una sustancia química -el colodión, de múltiples aplicaciones tanto en cirugía como en fotografía-, nos inclina a pensar en esto último. Sin embargo, el hecho de haber estado involucrado en los movimientos revolucionarios de 1848, publicando panfletos subversivos que le valieron una orden de detención y le forzaron a exiliarse de Francia durante algunos años, nos lo vuelve a situar en la primera tesitura.




Pero lo cierto es que, si nos ceñimos a la actividad puramente artística de Ménard, también hallaremos profundas contradicciones. Por una parte, sus allegados atestiguaron que profesaba una viva admiración por las obras maestras de los grandes románticos europeos, sobre todo, Lord Byron y Víctor Hugo; así como por Shakespeare. Pero por otra, no se puede negar la profunda influencia que sobre la configuración de la estética del parnasianismo tuvieron sus estudios mitológicos e históricos, reflejados en un buen número de libros sobre las religiones de la Antigüedad. En especial, Leconte de Lisle, el gran referente de los poetas parnasianos que venían a trastocar el orden “romántico” en literatura, se empapó completamente de su concepción y ensalzamiento de la Grecia clásica. Mas, ¿no resulta también sugerente averiguar que Baudelaire no sólo había sido su compañero de clase y amigo íntimo, sino que además se inició por mediación suya en el "Club des Haschischins" -en el conocimiento de esos “paraísos artificiales” que tanto caracterizaron su obra y sus reflexiones?




¿Cómo? ¿Un mismo hombre condujo de la mano a Leconte de Lisle, el Sumo Sacerdote de la Belleza, el parnasiano “épico” por excelencia; y también a Baudelaire, el Heraldo de la Belleza, el introductor de Poe en Europa y el indiscutible antecesor de los simbolistas? 
Ya sólo esta asombrosa coincidencia debería servir para suscitarnos una enorme curiosidad por averiguar más cosas acerca de este peculiar humanista moderno y de su manera de pensar.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Louis Ménard - Stoicisme




STOICISME                                                                                 ESTOICISMO

Del libro “Reveries d'un paien mistyque”


Sois fort, tu seras libre; accepte la souffrance                      Sé fuerte y serás libre. Acepta el sufrimiento

Qui grandit ton courage et t'épure; sois roi                          que agiganta tu coraje y te purifica. Sé el rey

Du monde intérieur, et suis ta conscience,                           de tu mundo interior y conviértete en tu conciencia,


Cet infaillible Dieu que chacun porte en soi.                        ese dios infalible que cada cual llevamos dentro.

Espères-tu que ceux qui, par leur providence                      ¿Esperas que aquéllos por cuya providencia

Guident les sphères d'or, vont violer pour toi                      se guían las esferas de oro, pretendan alterar por ti

L'ordre de l'univers? Allons, souffre en silence,                   el orden del universo? Adelante, sufre en silencio,

Et tâche d'être un homme et d'accomplir ta loi.                  y elige ser un hombre y cumplir tu propia ley.


Les grands Dieux savent seuls si l'âme est immortelle;     Sólo los grandes dioses saben si el alma es inmortal.

Mais le juste travaille à leur oeuvre éternelle,                     El hombre justo se afana en su propia obra eterna,

Fût-ce un jour, leur laissant le soin de l'avenir,                  aunque sólo sea un día, libre de cuitas por el futuro


Sans rien leur envier, car lui, pour la justice                        y sin nada que envidiarles; pues él a la justicia

II offre librement sa vie en sacrifice,                                      le ofrenda libremente su vida en sacrificio,

Tandis qu'un Dieu ne peut ni souffrir ni mourir.                mientras que un dios no puede ni sufrir ni morir.


lunes, 21 de noviembre de 2016

Louis Ménard - Souvenir



SOUVENIR                                                                             RECUERDO
Del libro "Poèmes"



Le matin souriait, humide de rosée;                                  La mañana sonreía, humedecida por el rocío;
Du haut du ciel pâle un brouillard changeant                  desde lo alto del pálido cielo, una niebla cambiante
Étendait sur le lac et la plaine arrosée                               extendía sobre el lago y la llanura anegada 
Son voile onduleux aux lueurs d'argent.                            su ondulado velo de resplandores de plata.

Le soleil s'éveillait sous les nuages roses,                          El sol se despabilaba bajo las rosadas nubes;
Et, dans chaque perle où son disque luit,                          y en cada perla en que se refleja su disco,
Au calice entr’ouvert des fleurs à peine écloses                en el cáliz entreabierto de las flores recién eclosionadas,
Buvait lentement les pleurs de la nuit.                               bebía lentamente las lágrimas de la noche.

Aux bois où les chevreuils ont de fraîches retraites,        En los bosques donde tienen sus frescos refugios
Sous les verts taillis tout peuplés d'oiseaux,                      los ciervos, bajo verdes tallos repletos de aves,
Les eaux vives, sortant de leurs grottes discrètes,            las aguas vivaces, surgiendo de sus discretas grutas,
Glissaient à travers les frêles roseaux.                                 se deslizaban por los ligeros torrentes.

L'air matinal, chargé de brumes transparentes,                La brisa matinal, cargada de traslúcidas brumas,
Mêlait aux parfums vagues et flottants                                mezclaba con sus imprecisos perfumes en suspensión
Ce frémissement clair de musiques errantes                      la diáfana reverberación de músicas errantes
Qui sort du gazon les jours de printemps.                           que emite la hierba en los días de primavera.

Aujourd'hui, j'ai revu cette douce vallée,                             Hoy, he vuelto a ver este dulce valle, 
Mais je l'aimais mieux dans mon souvenir.                        aunque lo amaba mejor en mis recuerdos.
Elle m'a semblé triste et nue et désolée;                              Me ha parecido triste, desnudo y desolado:
Il eût mieux valu n'y pas revenir.                                           hubiera sido preferible no haber vuelto.

Où sont les frais sentiers où les âmes jumelles,                  ¿Dónde están las sendas por las que las almas gemelas,
Au murmure ami des ruisseaux chanteurs,                         ante el rumor amistoso de los arroyos cantarines,
Parmi les bosquets verts, connus des tourterelles,             atravesando las arboledas frecuentadas por las palomas,
Aimaient a rêver sous les profondeurs?                                se enamoraban soñando bajo su frondosidad?

Si j'avais un secret pour évoquer les ombres,                      Si poseyera el secreto para evocar a las sombras,
Hélas! je sais bien qui j'appellerais.                                       ¡ay!, sé perfectamente qué es lo que convocaría.
Tout s'illuminerait dans ces chemins si sombres                Todo resplandecería en estos caminos tan oscuros,
Et moi-même aussi je rajeunirais.                                          y yo mismo rejuvenecería también.

O char silencieux des heures éloilées!                                   ¡Oh, carro silencioso de las consteladas horas!
Reviens sur ta route, et ramène encor                                   Regresa por donde te fuiste, y restaura además
Les blanches visions pour jamais envolées,                          las blancas visiones desvanecidas para siempre,
La folle espérance et les songes d'or.                                      la loca esperanza y los sueños dorados.

Pourquoi ne peut-on pas, seulement pour une heure,       ¿Por qué no poder, aunque sólo fuera por una hora,
Percer ces brouillards d'hiver gris et froids,                         atravesar estas nieblas invernales, frías y grises,
Et revoir un rayon du cher printemps qu'on pleure,          y volver a ver uno de los rayos de la añorada primavera,
Un petit coin bleu du ciel d'autrefois?                                   un rinconcito azul del celaje de antaño?

viernes, 18 de noviembre de 2016

José María de Heredia - La sieste



LA SIESTE                                                                               LA SIESTA

Del libro “Les trophées”


Pas un seul bruit d'insecte ou d'abeille en maraude,      Sin una sola vibración de insectos o abejas merodeando,

Tout dort sous les grands bois accablés de soleil            todo duerme bajo los enormes bosques agostados por el sol,

Où le feuillage épais tamise un jour pareil                       donde la densa vegetación tamiza el día, semejante

Au velours sombre et doux des mousses d'émeraude.   al terciopelo sombrío y dulce del musgo esmeralda.


Criblant le dôme obscur, Midi splendide y rôde             Agujereando la oscura cúpula, ronda el espléndido mediodía;

Et, sur mes cils mi-clos alanguis de sommeil,                 y sobre mis pestañas, entrecerradas y languidecientes de sueño,

De mille éclairs furtifs forme un réseau vermeil             forma con mil destellos furtivos una retícula bermeja

Qui s'allonge et se croise à travers l'ombre chaude.       que se estira y encoge a través de la cálida sombra.


Vers la gaze de feu que trament les rayons                      Hacia la gasa de fuego que tejen los rayos

Vole le frêle essaim des riches papillons                           vuela el ligero enjambre de ricas mariposas,

Qu'enivrent la lumière et le parfum des sèves;                embriagadas por la luz y el aroma de las savias;


Alors mes doigts tremblants saisissent chaque fil,         entonces, mis trémulos dedos asen cada hilo,

Et dans les mailles d'or de ce filet subtil,                          y en las mallas doradas de esta trampa sutil

Chasseur harmonieux, j'emprisonne mes rêves.             aprisiono mis sueños cual cazador de armonías.


He aquí unas rimas de clara raigambre hispana. Si nosotros poseemos "galicismos", qué duda cabe que a los franceses les ha de ser lícito también poseer "españolismos", por supuesto. ¿Y cuál sería más evidente que el vocablo "sieste", con el que Heredia titula este soneto -por lo demás, soberbio y admirable en su inspiración y en sus imágenes e impresiones? Ésta es, de las obras que hasta ahora llevo expuestas en este blog, una de las que más me ha deleitado traducir. ¡Qué grandísimo genio de las letras ganó Francia y perdió España con Heredia!